Mi último viaje y uno de los mejores, no sólo por haber conocido la África profunda con sus inmensidades naturales y asombrosa fauna, sino además, por haberlo combinado con un paraíso tropical sin parangón como son las Islas Seychelles, me tiene hoy por hoy sumida en los recuerdos y en una larga rentrée de la cual no llego a recuperarme. Sin duda, las espléndidas cataratas Victoria, el avistamiento de animales salvajes en su hábitat (y no digo ya el bañito con el gran tiburón blanco), así como la contemplación de la vida marina en las tropicales Islas Seychelles, decididamente no han contribuido a facilitar la vuelta al día a día.
Ciudad del Cabo, una de las ciudades más bellas del mundo
Impresiona meterse en la jaula para ver al gran tiburón de cerca...
Majestuosas las Cataratas Victoria, especialmente desde Zimbawe
Ver a los "Big Five" en P.N. Kruger es posible
La isla de La Digue es la más bella de las Seychelles