domingo, 19 de octubre de 2014

China

Grande como un continente, destiné a China el máximo de semanas que puedo destinar a vacaciones, y no me arrepentí en absoluto. Desde Beijin hasta Hong Kong, pasando por Xian (sí, donde están los guerreros de terracota más viajeros del mundo), Chengdu con sus famosos osos panda, la espléndida Tibet, lugar único no sólo por albergar al Chomolungma o Monte Everest, sino por ser centro de espiritualidad y peregrinaje budista, y zonas recónditas como Yunan o súper modernas como Shanghai, me resultó verdaderamente espectacular. Acabar en la fantástica Hong Kong, desde donde acercarse a Macao, resultó el broche ideal para finalizar unas vacaciones asombrosas.


Parecen de peluche pero son de verdad, en el Centro de investigacion y cria de osos panda de Chengdu.

No hay ninguno igual y es que los todos los guerreros de Xian posaron para el escultor.

Preciosa Hong Kong, mezcla oriental y británica a partes iguales. Esta vista es desde el Victoria Peak.

Lijian es uno de los pueblo tradicionales, en este caso chino, más bellos en los que he estado nunca, y supone una auténtica vuelta al pasado.

Desde Tíbet, puede contemplarse así de bien el Mte. Everest. Para hacer esta foto hay que trasladarse al Campo base que está a más de 5300 metros de altura... 

El Bund de Shanghai es el señorial malecón de la ciudad, formado por preciosos edificios de época colonial. Enfrente, y separado por el río Huangpu, se remarca el skyline de Pudong, el barrio tecnológico de Shanghai. 


Navegar por el río Li en una balsa de juncos rodeada por fantásticas formaciones kársticas y campos de arroz, sumerge en la verdadera esencia china,