jueves, 16 de octubre de 2014

Egipto


Egipto era una asignatura pendiente retrasada por la inestabilidad política que vive este país desde hace ya unos años. Por eso, en unas vacaciones de Navidad en la que la situación parecía calmada, me lancé y para allí fui, eso sí, esta vez en viaje organizado por si las moscas (y los hermanos musulmanes) pudieran dificultar la estancia. Además, tras visitar la maravillosa joya jemer de Angkor Wat y alrededores (en Camboya), no podía retrasar ya más la visita a la más clásicas de las maravillas mundiales: las pirámides de Egipto.

Las legendarias pirámides egipcias siguen atrayendo por su magnetismo pese al devenir del tiempo.

El templo de la reina Hatshepsut es único en su género: excavado en la montaña su espectacular es notoria.

Navegar por el Nilo es una experiencia para los sentidos y, sobre todo, muy relajante.

En la meridional Nubia, Ramsés II se hizo erigir en Abu Simbel como divinidad junto a los dioses Re, Amón y Ptah.

Karnak, gran centro religioso, contiene el templo del dios Amón.


El tempo de Luxor, el más elegante de todos.